Intervención en el Seminario Teórico-Práctico Performance: "Carnes-Tolendas"

EL CARNAVAL COMO ESPACIO POL´ITICAMENTE ACTIVO Y EL DERECHO A LA CALLE

Audio de la intervención: https://soundcloud.com/evelyn-loaiza-1/intervencion-en-el-seminario-teorico-practico-performance-carnes-tolendas


(Foto: archivo del Colectivo Artístico El Cuerpo Habla)

(Infinitas gracias al Cuerpo Habla por tan maravillosa experiencia. Memorias de todo el seminario:http://cuerpohabla.blogspot.com/2015/02/seminario-teorico-practico-performance.html ) 


“Carnes-Tolendas”,  es en el termino más festivo la capacidad de disolución desde el punto de vista político, la política, aquí me refiero a esa definición que dice que “promueve la participación ciudadana ya que posee la capacidad de distribuir y ejecutar el poder según sea necesario para promover el bien común”.1 También como polis, como pueblo,  como el pueblo se disuelve en un carnaval, deja de lado sus diferencias tanto ideológicas, políticas, raciales y de género. “Por cierto, el carnaval, cualquiera sea el contexto que convoque, aparece como ese desborde. Ya lo advertía Bakhtin a propósito de la literatura de Rabelais: habría una suerte de constante pulsión de rebeldía que trastorna el orden imperante, subvirtiendo toda jerarquía”2  permitiendo generar una comunidad y creo que ahí es muy importante el punto de quiebre que hace el cuerpo habla en esta performance, es involucrar a la gente de manera más activa, entregándole el poder para generar la performance, porque es la gente quien la desarrolla, sin la gente no podríamos hacerla; aquí todo está listo para que las personas accionen, pero si las personas no bailan, no hay performance, pero que importa que no lo haya; si bien es en acto creativo y artístico, pasa a un segundo nivel porque ya no es el término performance lo que condiciona la fiesta, es la cotidianidad y el azar lo que permite el fluir de los cuerpos.  
Esta rompe con esa idea de lo político y lo critico, ya que estos siempre han estado ligados a lo panfletario, cuando desde el arte se intenta tratar, ¿pero acaso estos no hacen parte del ser? La invitación de esta performance es hacer un llamado y vincular cuerpo, arte y política, precisamente como ese cuerpo activo, exponiendolo colectivamente.
En Colombia particularmente se hace necesario pensar en un arte que sea menos política mente correcto, que cuestione, que confronte, que invite, pero que también seduzca, que también alegre, que también genere reflexione importantes para la construcción de una ciudad, para la construcción de un país, para la construcción de las relaciones interpersonales y es precisamente eso que está ahí, lo político que esta de manera implícita en el carnaval, ser masa para estar reconocernos, mirarnos a los ojos, bailar, identificarnos, crear lenguaje, sudor, energía.  







(40.000 indígenas de las localidades del sur de México, pertemecientes al ELNZ marchando. 24 de diciembre de 2013. Imágenes extraídas de internet. )

En ese llamado es de vital importancia, la apropiación del espacio público, como un espacio que es de todos; que se ha resistido a ese intento de privatización, a esa necesidad de institucionalizar la calle. “El espacio público es el espacio que posibilita a todas las interacciones concebibles, e incluso las inconcebibles. Sirve de rampa para todas las socialidades habidas y por haber. En cambio, en su seno, lo que uno encuentra no es propiamente una sociedad, o cuanto menos una sociedad cristalizada, con sus órganos, sus funciones, sus instituciones, etc. En él se ensayan y, las más de las veces, se abortan, todas las combinaciones solitarias, de las más armoniosas a las más conflictivas y hasta las que han vuelto o están a punto de volverse violentas. 
El espacio público es aquel en el que el sujeto que se objetiva, que se hace cuerpo, que reclama y obtiene el derecho de presencia, se nihiliza, se convierte en una nada ambulante e inestable. Esa masa corpórea lleva consigo todas sus propiedades, tanto las que proclama como las que oculta, tanto las reales como las simuladas, las de su infancia y las que le ensalzan, y con respecto a todas esas propiedades lo que pide es que no se tengan en cuenta, que se olviden tanto unas como otras, puesto que el espacio en que ha irrumpido es anterior y ajeno a todo esquema fijado, a todo lugar, a todo orden establecido”3
La seducción y el juego que hace a la institución porque no la niega, juega con ella, la busca, pero a su vez hace giros, tanto que la mete en el mismo carnaval, la masa es la que genera las reglas, las condiciones, las estrategias, las posibilidades para el desarrollo de este. “El carnaval supone también la constitución de un tiempo que le es propio. En la conmemoración de un momento significativo, el calendario carnavalesco “abrevia” la distancia entre el pasado y el presente, no a través de un diálogo entre las generaciones actuales y las precedentes; pues no es éste un ejercicio de empatía, sino una transposición: ambas son una sola”. A su vez “el carnaval se juega su carácter subversivo, precisamente porque hay en él una estridencia invasora apenas acompasada, una pauta mínima que lo vuelve liminal, tendiente siempre al desborde de la calle y de los sujetos que la ocupan. En este sentido, el límite vuelve al carnaval compañero del juego y, por lo tanto, de la infancia”4.  

“Desde esta perspectiva, el carnaval deviene práctica política precisamente porque se asume temporalmente como un estado de excepción que busca derogar la lógica de utilidad que el orden del capital le imprime. Sin duda alguna existe ahí una amenaza, la del rendimiento que puede obtenerse del gesto inútil convertido en moda, en postal, en artículo de exportación; Y, sin embargo, como mascarada, el carnaval vuelve una y otra vez a deslizar, incluso en ese espacio institucionalizado, la narración de una experiencia de los vencidos que no deja de reclamar reparación.

El hecho de que el carnaval aparezca como un fenómeno fundamentalmente urbano (en el que se revelan los devenires de la ciudad monstruosa, amenazante pero seductora)permite la lectura de los mecanismos de exclusión que dejan entrever las fórmulas de una eventual política subversiva en la medida que invitan, aunque pasajeramente, a la ocupación de la calle”.

Como reunirse para ocupar esa calle; como disolver el orden establecido, desacomodar. creo que esa es la invitación de este seminario: a desacomodarse y llamar a la fiesta, a la alegría para provocar otras cosas que están atravesadas por el azar y la euforia, como generar esa reflexión y entender que cuando la masa se ha volcado desde la alegría y el carnaval ha logrado llamar la atención, llamar a la alegría para llamar a la memoria. 
Como el cuerpo está ahí, como el cuerpo vivencia todo eso, que es el interés del colectivo, como deja de ser cuerpo y se convierte en carne maleable por el azar y genera fluidos. “Es el cuerpo el que hace el espacio que ocupa. Estar ahora cerca, pero más tarde lejos; presentarme en este momento, aquí donde hace un momento no estaba y no había nadie o había otro u otra; estar, luego no estar. El cuerpo como la calle, no cristaliza jamás, no puede detenerse, no descansa, ni duerme…Sólo gesticula”5. 


1.Definición extraída de: http://es.wikipedia.org/wiki/Pol%C3%ADtica
2. Prácticas culturales, discursos y poder en América Latina. Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos. Facultad de Filosofía y Humanidades. Universidad de Chile. Capítulo III Política y prácticas de la memoria. El carnaval y los vencidos: trayectoria de una posibilidad. Tania Medalla-María Torres. pp. 177-187
3. El derecho a la calle. Agenda cultural. Alma mater (Medellín) N 134, jul.2007. Manuel Delgado. Este fragmento hace parte de su libro Disoluciones urbanas. Procesos identitarios y espacio público publicado por el convenio Universidad Nacional de Colombia- sede Medellín- y la Editorial Universidad de Antioquia en 2002, pp.246-251
4.Prácticas culturales, discursos y poder en América Latina. Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos. Facultad de Filosofía y Humanidades. Universidad de Chile. Capítulo III Política y prácticas de la memoria. El carnaval y los vencidos: trayectoria de una posibilidad. Tania Medalla-María Torres. pp. 177-187

5.Ibid. 




Comentarios